Regresar a nuestros ancestros

La Sierra Nevada de Santa Marta no solo es territorio ancestral de arhuacos, kankuamos y wiwas, es un territorio donde las culturas indígenas cultivan algodón desde hace más de 1500 años. Incluso se tienen registros en los Andes peruanos y Ecuador de cultivos de algodón de hace 3000 años.

El siglo pasado Colombia entendió la oportunidad comercial de la siembra de algodón y su transformación en textiles, alcanzado en 1977 un total de 398 mil hectáreas cultivadas. Pero luego de la apertura económica y la entrada al mercado de Asia, en especial de China, la producción comenzó a disminuir.

A esto se suma un deplorable rendimiento productivo en el campo colombiano debido a la falta de tecnología agraria y el incremento de la demanda de fibras sintéticas, hoy, dominantes del mercado. En el 2023, Conalgodón registró solo 12 mil hectáreas de cultivos de algodón en Colombia.

Antes de la pandemia, el Comité Consultivo Internacional del Algodón anunció una disminución en las existencias mundiales de algodón, en parte, consecuencia de la crisis climática y la cada vez más escasa disponibilidad de agua para los cultivos.

Algodón: oportunidad de agro y paz

‘Fibras naturales indígenas’ busca potenciar el trabajo artesanal de los indígenas arhuacos, kankuamos y wiwas desde el cultivo de algodón hasta la manufactura de sus accesorios tradicionales con un enfoque de responsabilidad ambiental y social.  

Los indígenas conservan una relación de respeto por la tierra y por lo que esta nos brinda, para ellos, el cultivo de algodón va más allá de lo comercial, es una agricultura basada en la sostenibilidad cultural (conocimiento ancestral) con un componente espiritual de respeto por la tierra y sus frutos. Estos cultivos de algodón se basan en prácticas de “uso de variedades nativas, sistemas agroecológicos y biofertilizantes que mejoran la calidad del suelo y reducen la dependencia de insumos químicos.”

Este trabajo no solo permite fomentar un mercado artesanal dentro del segmente de moda sostenible, recupera prácticas ancestrales de siembra y procesamiento de las fibras naturales, algo que, en lo personal, me gustaría ver aplicado, junto con tecnología agropecuaria, en los cultivos de algodón externos a la Sierra Nevada. Una manera de crear oportunidades de empleos verdes, mayor eficiencia en el campo y competitividad en un mercado global.

Andrés Berdugo (Q.E.P.D.), quien fue presidente de la liquidada empresa textil Coltejer, comentó en el 2020, que gremios como Conalgodon y Diagonal estaban enfocando sus esfuerzos en cómo mejorar la capacidad productiva, suplir la demanda nacional, ofrecer mejores precios y crear un ecosistema entre productores, agremiaciones y comercializadores. Las dinámicas de cultivo y producción deben responder a las exigencias del mercado: fibras naturales, textiles sostenibles desde lo ambiental y social y circulares.

La coyuntura política, social y económica en Colombia exige acciones concretas frente a las posibilidades agrícolas, una oportunidad para la sustitución de cultivos ilícitos. Los gobiernos han mapeado zonas de conflicto con registros de cultivos de algodón en el pasado y en 2020, el Ministerio de Agricultura y Desarrollo Rural anunció una inversión por $3.250 millones para incentivar su comercialización y siembra.

Esto requiere acciones en alianza con gobiernos locales y campesinos para implementar una siembra responsable, mayor tecnificación y formación en una agricultura pensada desde la bioeconomía circular y certificaciones internacionales como Better Cotton Initiative, algo en lo que la ANDI, Colombia Productiva y Procolombia han trabajado. Lillyana Mejia, consultora en sostenibilidad, opina que estos cultivos requieren además políticas de estado sistemáticas y comprometidas para solucionar problemas sociales y de violencia presentes en el territorio.

Una empresa y marca de moda que pueda trazar toda su cadena productiva, el uso de materias primas circulares y responsables con el medio ambiente garantizando óptimas condiciones laborales, entraría en un mercado de valor agregado en crecimiento.

Cáñamo

Los textiles a base de cáñamo han tomado cada vez más relevancia en el sector moda. Esta planta, de la familia del cannabis, a diferencia del algodón, no necesita pesticidas ni fertilizantes, es cosechada cada tres meses, cultivarla requiere menos de 2/3 del agua e hilar un metro de tela necesita solo la mitad de la cantidad comparado con el algodón, demandando una menor extensión de tierra para suplir las necesidades del mercado.

El cáñamo nutre y limpia los suelos, siendo recomendable para recuperar o fortalecer el terreno para futuras siembras, como lo expone Carolina Yacelga, fundadora de Cannatex.

El programa Desarrollo productivo de las industrias del cannabis y el cáñamo de Colombia Productiva en alianza con Biointropic y una inversión de $5.000 millones de pesos entendió el potencial del cáñamo en la producción de textiles y otros productos derivados de esta planta.

FIBO Colombia, una de las empresas participantes, trabaja en el desarrollo de un prototipo textil en fibra de cáñamo, logrando textiles con una composición de 80% algodón y 20% cáñamo y en 80% modal viscosa y 20% cáñamo. Con nuestro apoyo (7 1 9 1 y Circulatam) diseñaremos, confeccionaremos y comercializaremos prendas en ambas composiciones.

Un futuro agrícola sostenible

Cultivar de forma regenerativa y desde una visión de economía circular implica cambios estructurales en la siembra, control de plagas, cultura campesina, procesamiento y transformación de la fibra en textiles y comercialización final.

También requiere una cadena productiva con características especiales: los cultivadores, el transporte, desmotadoras, hilanderías y manufactura deben estar preparadas para ajustar sus modelos productivos a los requerimientos de las certificaciones internaciones, mientras diseñadores y marcas deberán aplicar un diseño circular en cada producto.

Colombia es conocido en la industria de la moda gracias a nombres como Johana Ortiz y Boabab entre otros, empresas de paquete completo de marcas internacionales y al trabajo de Inexmoda, la Cámara de Comercio de Medellín y Colombia Productiva. Pero también tiene todo lo necesario para ser productor de algodón y otras fibras naturales con fines textiles de forma responsable con el Planeta y las personas: fibras sostenibles heredadas de nuestros ancestros.

El artículo original fue publicado en Revista Semana e hizo parte de mi tesis de maestría.

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